Una buena vida en servicio de un componente, requiere de una óptima calidad superficial. Cada material, cada proceso de fabricación, tiene sus características particulares. Y para cada uno de ellos, tenemos el proceso de chorreado adecuado.
Seleccionando el abrasivo adecuado y los parámetros de proceso idóneos, podemos generar superficies con rugosidad controlada, acabados satinados en el acero inoxidable, texturizado de moldes, envejecimiento de la madera, eliminación de óxido y corrosión en piezas mecanizadas.